La Eguzkilore es una flor mágica de la mitología vasca que sirve como protectora de tu hogar y de tus seres queridos.
¿Sabías qué la Eguzkilore o la flor del Sol (Carlina acanthifolia) no es un girasol? En realidad es un cardo silvestre, que crece en estado salvaje en los montes del País Vasco y en áreas montañosas de la península, en altitudes mayores de 800 metros.
Por el cambio climático y la recolecta masiva ha tenido que ser catalogada como “rara” o “flora amenazada”. Esta calificación refleja la grave situación en la que se encuentra desde hace años y dificulta que los vascos y vascas podamos seguir con la tradición de nuestros antepasados: colgar una Eguzkilore en las entradas de nuestros hogares para protegerlos de los malos espíritus, de plagas, peste y malos augurios.
Recolectar Eguzkilores en el monte está tajantemente prohibido, y en caso de ser sorprendido cometiendo esta infracción te puedes enfrentar a una cuantiosa sanción económica.
¿Qué significa Eguzkilore?
Su nombre en Euskera tiene una traducción sencilla: Eguzki significa sol, mientras que Lore significa flor. Por tanto, se podría traducir como la flor del Sol.
Eguzkilore la flor de la buena suerte
La Eguzkilore es una flor muy importante en la mitología vasca. En mi pueblo se contaba durante la noche, a la luz de la lumbre de los caseríos, una hermosa leyenda popular sobre la Eguzkilore, que era transmitida de generación en generación: Amalur (la Tierra Madre) creó a Ilargi (la Luna) y a Eguzki (el Sol) para que defendieran a la gente de los seres malignos que poblaban la tierra. Pero en las noches sin luna estos seres entraban en sus casas y se llevaban a niños y niñas de la casa, por lo que le rogaron a Amalur otra protección contra todo lo maligno existente, y creo la flor Eguzkilore (flor del Sol) para que la colocaran en la entrada de sus casas para protegerlas.
Las sorginak (brujas) y las lamiak (seres mitológicos vascos) no podían entrar en las casas hasta haber contado todas las hojas de la planta. Como no eran capaces de hacerlo antes de que amaneciera, tenían que volver a sus refugios subterráneos para evitar al Sol protector, sin haber conseguido entrar en los hogares protegidos por una Eguzkilore.
Hay también otras versiones sobre el poder de la flor del Sol, como que la mera visión del Eguzkilore en la puerta, hacía creer a los seres malignos que se trataba del mismo Sol y que ya despuntaba el alba, por lo que corrían a refugiarse en sus cuevas.
En la mitología vasca, la figura más importante es Mari o Amalur, la diosa de la tierra, capaz de adaptar cualquier forma y con varios refugios a lo largo de todo el País Vasco. De ella nace el Eguskilore, el Sol con forma de flor que surge de la madre tierra Amalurra.
La Eguzkilore es la flor de la buena suerte, una poderosa flor protectora que durante muchos siglos, sin duda milenios, es la encargada de defender nuestras casas de los malos espíritus, brujos, lamias, genios de la enfermedad y la tempestad.
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